3:1 ¶ Oíd esta palabra que ha hablado el SEÑOR contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así:

3:2 A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, visitaré contra vosotros todas vuestras maldades.

3:3 ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?

3:4 ¿Bramará el león en el monte sin hacer presa? ¿Dará el leoncillo su bramido desde su morada, si no prendiere?

3:5 ¿Caerá el ave en el lazo sobre la tierra, sin haber armador? ¿Se alzará el lazo de la tierra, si no se ha prendido algo?

3:6 ¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual el SEÑOR no haya hecho?

3:7 Porque no hará nada el Señor DIOS, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.

3:8 Bramando el león, ¿quién no temerá? Hablando el Señor DIOS, ¿quién no profetizará?

3:9 ¶ Haced pregonar sobre los palacios de Azoto, y sobre los palacios de la tierra de Egipto, y decid: Reuníos sobre los montes de Samaria, y ved la gran opresión en medio de ella, y muchas violencias en medio de ella.

3:10 Y no saben hacer lo recto, dijo el SEÑOR, atesorando rapiñas y despojos en sus palacios.

3:11 Por tanto, el Señor DIOS dijo así: Un enemigo vendrá que cercará la tierra, y derribará de ti tu fortaleza, y tus palacios serán saqueados.

3:12 Así dijo el SEÑOR: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos piernas, o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel que moran en Samaria, al rincón de la cama, y al canto del lecho.

3:13 Oíd y protestad en la Casa de Jacob, dijo el SEÑOR Dios de los ejercitos:

3:14 Que el día que visitaré las rebeliones de Israel sobre él, visitaré también sobre los altares de Bet-el; y serán cortados los cuernos del altar, y caerán a tierra.