7:2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir.
7:3 Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu ojo?
7:4 O ¿cómo dirás a tu hermano: Espera, echaré de tu ojo la mota, y he aquí hay una viga en tu ojo?
7:5 ¡Hipócrita! Echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de tu hermano.
7:6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
7:7 ¶ Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y se os abrirá.
7:8 Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que toca, se le abre.
7:9 ¿Qué hombre hay de vosotros, a quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?
7:10 ¿Y si le pidiere un pez, le dará una serpiente?
7:11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?
7:12 ¶ Así que, todas las cosas que quisiereis que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.
7:13 Entrad por la puerta estrecha: porque el camino que lleva a perdición es ancho y espacioso; y los que van por él, son muchos.
7:14 Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida; y pocos son los que lo hallan.
7:15 ¶ También guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos robadores.
7:16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Se cogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
7:17 De esta manera, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol podrido lleva malos frutos.
7:18 No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol podrido llevar frutos buenos.
7:19 Todo árbol que no lleva buen fruto, se corta y se echa en el fuego.
7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
7:21 ¶ No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre sacamos demonios, y en tu nombre hicimos muchas grandezas?
7:23 Y entonces les confesaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.
7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé al varón prudente, que edificó su casa sobre la peña;
7:25 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la peña.
7:26 Y cualquiera que me oye estas palabras, y no las hace, le compararé al varón loco, que edificó su casa sobre la arena;
7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, e hicieron ímpetu en aquella casa; y cayó; y fue grande su ruina.
7:28 Y cuando Jesús acabó estas palabras, la multitud se admiraba de su doctrina;
7:29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.